La dulce Minerva Brodwick sabía que Judd Graham no se detendría ante nada para conservar la custodia de sus hijos, pero lo que nunca se imaginó fue que llegara tan lejos como para proponerle un matrimonio de conveniencia. Quería mucho a los niños y aceptó, pero por desgracia, también se enamoró del padre.
Judd daba por hecho que era insensible a los encantos de la niñera, pues había jurado no volver a entregar su corazón a una mujer. Pero cada vez que sorprendía la mirada enamorada de Minerva, sentía el impulso de hacerla suya. ¿Podría ese padre de familia cariñoso y gruñón enamorarse real, loca y profundamente?